En una noticia que ha captado la atención del sector financiero y tecnológico, la Oficina del Contralor de la Moneda (OCC) de Estados Unidos ha declarado oficialmente que los bancos regulados pueden custodiar y gestionar activos criptográficos en nombre de sus clientes. Este anuncio, realizado a principios de mayo de 2025, representa un cambio clave en la regulación financiera, reflejando la creciente aceptación de las criptomonedas como parte integral del sistema bancario tradicional. Rodney Hood, el contralor interino, emitió una carta el 7 de mayo donde afirmó que los bancos y asociaciones federales de ahorro pueden comprar y vender criptomonedas que mantengan en custodia, siempre siguiendo las instrucciones de los clientes. Además, estos bancos pueden subcontratar actividades relacionadas con criptomonedas, incluyendo servicios de custodia y ejecución, a terceros autorizados, siempre respetando las leyes vigentes. Este enfoque permite que las instituciones bancarias no sólo actúen como guardianes de los activos digitales, sino que extiendan servicios complementarios como el mantenimiento de registros, asesoría para la declaración fiscal y reportes regulatorios vinculados a la tenencia o transacciones con criptomonedas.
En un video publicado en la plataforma X, Hood destacó que estas medidas buscan modernizar el sistema financiero estadounidense y facilitar la integración de la tecnología blockchain y activos digitales en las operaciones bancarias habituales. El giro en la política regulatoria de la OCC se refleja también en la aprobación previa realizada en marzo, cuando se flexibilizaron las reglas para que los bancos puedan custodiar criptoactivos, participar en sistemas estables de monedas (stablecoins) y formar parte de redes de verificación independientes como las relacionadas con los registros distribuidos. Este conjunto de pasos evidencia una estrategia de adaptación hacia un sector financiero digitalizado y globalizado. Esta transformación no solo responde a la evolución tecnológica, sino también a la demanda creciente por parte de más de 50 millones de estadounidenses que poseen algún tipo de criptomoneda, según datos recientes. La digitalización en los servicios financieros es, como dijo Rodney Hood, «una transformación más que una simple tendencia».
Esto significa un reconocimiento oficial del papel que juegan las criptomonedas en la economía moderna e implica una presión positiva para que los bancos adopten con mayor confianza la tecnología blockchain. El papel de la OCC, la cual es una agencia independiente dentro del Departamento del Tesoro estadounidense, es supervisar y regular bancos nacionales y sucursales federales de bancos extranjeros, garantizando la seguridad, estabilidad y cumplimiento regulatorio. Su reciente posición ofrece un marco normativo más claro, reduciendo la incertidumbre que durante años frenó la incorporación de tecnologías cripto en la banca tradicional. La comunidad financiera y de tecnología descentralizada ha recibido esta noticia favorablemente. Katherine Kirkpatrick Bos, abogada general de StarkWare, una empresa pionera en tecnologías ZK-rollup para escalabilidad en blockchain, opinó que la señal que envía la OCC representa un cambio de paradigma.
Ahora se percibe un compromiso genuino de integrar las criptomonedas dentro de la regulación bancaria tradicional, lo cual ofrece a las entidades financieras seguridad para reingresar al mercado cripto sin miedo a riesgos regulatorios catastróficos. Bos también destacó que la posibilidad de que los bancos subcontraten actividades relacionadas con criptoactivos permitirá que proveedores de servicios regulados especializados puedan ofrecer soluciones innovadoras y seguras, ampliando así el ecosistema de servicios financieros digitales. Desde la perspectiva de los intercambios de criptomonedas, Coinbase ha expresado una posición positiva. Faryar Shirzad, director de políticas de la plataforma, elogió el compromiso del contralor Rodney Hood con la claridad regulatoria y la adherencia a las mejores prácticas supervisivas. Esta claridad es crítica para que las empresas y bancos puedan diseñar sus operaciones con un marco legal predecible.
El ambiente regulatorio en Estados Unidos ha mostrado un cambio notable desde la llegada de la administración Trump, que ha mostrado mayor apertura hacia las criptomonedas en comparación con su predecesora. Un ejemplo claro es la anulación en abril de 2025 de una regla que habría exigido a los protocolos de finanzas descentralizadas (DeFi) informar sus transacciones al Servicio de Impuestos Internos (IRS). Este acto ilustra cómo las políticas públicas están vinculándose más con las necesidades técnicas y económicas del mercado criptográfico, buscando no inhibir la innovación. Otro hito relevante ocurrió en abril, cuando la Reserva Federal anunció la retirada de una guía que explicitamente disuadía a los bancos estadounidenses de involucrarse en actividades relacionadas con criptomonedas y stablecoins. Estos cambios normativos son el reflejo de una tendencia global hacia la regulación responsable que permita la innovación dentro de un marco seguro para los consumidores y las instituciones financieras.
La importancia que tiene para el sistema financiero y para el público en general la aceptación formal de los criptoactivos en la banca tradicional es enorme. Permite que millones de usuarios accedan a servicios más seguros, regulados y con respaldo institucional, disminuyendo riesgos asociados a fraudes, volatilidad excesiva o pérdida de activos por problemas técnicos o ciberataques. Además, posibilita un puente entre el mundo financiero tradicional y las nuevas tecnologías, lo que favorece la inclusión financiera. Sectores históricamente excluidos o con acceso limitado ahora pueden beneficiarse de servicios bancarios integrados con activos digitales, abriéndoles puertas a oportunidades económicas expandidas. La mecanización de servicios como la custodia, cumplimiento normativo, manejo fiscal y reportes de actividad en criptomonedas a través de bancos autorizados contribuye a que la adopción de criptomonedas sea sostenible y segura para los clientes y el sistema financiero.
Por último, este contexto se enmarca en un período de evolución constante para todo el sector financiero global, donde la coexistencia entre los actores tradicionales y las nuevas tecnologías es inevitable y necesaria. Estados Unidos, a través de la OCC y la acción desigual del Departamento del Tesoro y la Reserva Federal, parece encaminado a sentar un precedente de regulación balanceada que incentive la innovación sin perder el control del sistema. En conclusión, la confirmación por parte de la Oficina del Contralor de la Moneda que los bancos estadounidenses pueden custodiar y gestionar activos criptográficos de clientes junto con la posibilidad de subcontratar servicios relacionados es un paso trascendental. Marca el inicio de una etapa donde la tecnología blockchain y las criptomonedas no solo se reconocen como instrumentos financieros válidos, sino que están plenamente integradas en el pilar fundamental del sistema bancario, abriendo la puerta a un futuro financiero más inclusivo, dinámico y seguro para todos.