En los últimos años, el acceso a la información pública en Estados Unidos ha enfrentado serios desafíos, sobre todo en lo que se refiere a datos recopilados por el gobierno federal. Bajo la administración Trump, se ha registrado una alarmante reducción de personal en agencias clave, se han eliminado o alterado registros importantes y muchos datos han desaparecido de portales oficiales. Este fenómeno representa un obstáculo para ciudadanos, investigadores, periodistas y gobiernos estatales y locales que dependen de estos datos para tomar decisiones informadas y garantizar la transparencia. La administración conocida por su discurso anticorrupción, paradójicamente, emprendió una política de recortes severos en el aparato gubernamental, particularmente en las áreas encargadas de recopilar, analizar y publicar datos en campos fundamentales como salud pública, justicia ambiental, seguridad ciudadana y estadísticas demográficas. Esta situación ha provocado que la información oficial sobre temas que afectan a la vida cotidiana, desde el control de pandemias hasta el seguimiento de crímenes de odio, esté cada vez más fragmentada y difícil de obtener.
Sin embargo, existe un atajo poco conocido pero extremadamente valioso para quienes buscan datos claros y confiables: los gobiernos estatales y locales. Contrario a la percepción común de que sólo el gobierno federal posee este tipo de información, los municipios, condados y estados cuentan con bases de datos propias y también con mucha información que generan y envían a nivel federal. En muchos casos, estos entes mantienen archivos públicos que se conservan con mayor integridad y accesibilidad que los portales federales. ¿Por qué los gobiernos locales pueden ser una fuente fiable para recuperar información? Primero, porque muchos de los programas federales dependen de datos proporcionados por estas entidades más cercanas a la población. Por ejemplo, cuando se evalúa la efectividad de nuevas políticas de salud pública o programas educativos financiados parcialmente por la administración central, los estados y condados recopilaban y enviaban información constantemente para análisis y ajuste de políticas.
Segundo, los gobiernos locales tienen la responsabilidad de cumplir con normativas públicas y suelen tener formas más directas para atender solicitudes de información bajo las leyes estatales de transparencia. Cada estado de Estados Unidos posee su propia ley de registros públicos que obliga a las autoridades a entregar datos a cualquier ciudadano que los solicite, salvo excepciones muy específicas. De hecho, muchas entidades locales publican periódicamente informes y bases de datos que a menudo no están disponibles o han desaparecido del ámbito federal. Para quienes quieran acceder a estos datos, vale la pena emplear estrategias como presentar solicitudes formales de información basadas en el interés público y negociar la exención o reducción de costos asociados a la entrega de documentos. En ocasiones, los trámites pueden demorar o implicar algún gasto, pero la persistencia y el respaldo de organizaciones dedicadas a la promoción de la transparencia puede marcar la diferencia.
Inclusive abogados voluntarios y activistas locales pueden ofrecer su apoyo para que estas solicitudes se procesen de manera efectiva. Los temas sobre los cuales suele ser fructífero indagar incluyen, pero no se limitan a, las directrices y datos relacionados con emergencias climáticas, evaluaciones de seguridad de infraestructura como aeropuertos, estudios sobre la efectividad de tratamientos médicos innovadores, estadísticas sobre salud maternal e infantil, casos de enfermedades contagiosas y programas sociales. Estos ámbitos reflejan de manera muy clara la interacción entre las políticas federales y la ejecución local, por lo que los datos relevantes pueden estar más completos y actualizados en las oficinas estatales o municipales. Aunque existe un mecanismo federal para solicitar información, conocido como la Ley de Libertad de Información (FOIA, por sus siglas en inglés), su efectividad ha mostrado un deterioro notable. Entre la lentitud en la respuesta, las negativas frecuentes y los esfuerzos de ocultamiento, este camino resulta frustrante para muchos.
Por ejemplo, se ha documentado que cumplimiento con solicitudes bajo FOIA podría tardar años actualmente, situación que no favorece la transparencia urgente que demandan temas sociales de alto impacto. Frente a esta realidad, insistir en el derecho de acceso a los datos a través de los canales estatales y locales emerge como la táctica más efectiva. Pese a la posible complejidad y el tiempo invertido, obtener la información directamente en el nivel local permite a ciudadanos, investigadores y periodistas salvar la brecha generada por la opacidad federal. Además, representa una forma de ejercer la vigilancia democrática a través del empoderamiento comunitario. El papel de los actores locales, incluidos periodistas, académicos y activistas, es fundamental para garantizar que estos datos sean públicos y aprovechen para influir en políticas públicas más justas y eficaces.
La rendición de cuentas se fortalece cuando la ciudadanía tiene acceso directo a fuentes primarias de información, lo que a su vez fomenta la participación ciudadana y una mejor toma de decisiones en asuntos cruciales. En síntesis, la búsqueda de datos federales en el panorama actual de censura parcial o desaparición de información invita a mirar más cerca de casa, en los gobiernos estatales y municipales. Estos niveles de gobierno no sólo son depósitos valiosos de información, sino también puntos de contacto accesibles para quienes demandan transparencia y datos auténticos sin intermediarios excesivos. El compromiso con la democracia y la justicia social pasa por reconocer que la información es un activo público esencial. Por lo tanto, redoblar esfuerzos para pedir, proteger y utilizar estos datos a nivel local se vuelve una acción necesaria y poderosa ante las dificultades que impone la centralización opaca y los recortes indiscriminados.
En definitiva, si estás buscando datos federales que parecen haberse diluido o cerrado al público, no olvides que la solución está más cerca de lo que imaginas: acércate a tu gobierno local, presenta tu solicitud con convicción y usa la ley como herramienta para reclamar aquello que ya es tuyo por derecho, la información que puede mejorar tu comunidad y el país entero.