La llegada de la Inteligencia Artificial General (AGI) representa una de las transformaciones más profundas y aceleradas que la humanidad podría experimentar en las próximas décadas. Para muchos, la idea de un futuro dominado por máquinas superinteligentes que automatizan gran parte del trabajo intelectual ha generado tanto emoción como incertidumbre. En este contexto, comprender cómo preparar nuestra vida personal y profesional para esta nueva realidad es fundamental. Lukas Petersson, un experto y observador cercano del desarrollo de la inteligencia artificial, nos ofrece una perspectiva clara y honesta sobre cómo adapta su vida ante este panorama incierto. Su enfoque refleja no solo un entendimiento técnico del avance de la IA, sino también una reflexión profunda sobre el ritmo acelerado de los cambios, la gestión del riesgo y la búsqueda de propósito y bienestar en medio de la evolución tecnológica.
Una de las premisas clave que señala Petersson tiene que ver con evitar compromisos a largo plazo en un mundo imprevisible. La estabilidad tradicional que antes daban formaciones académicas prolongadas, como un doctorado, o inversiones como la compra de una vivienda, se ven ahora como potenciales limitantes frente a un futuro que podría cambiar radicalmente en pocos años. En lugar de ello, prioriza la flexibilidad geográfica y profesional, motivo por el cual decide mudarse a los Estados Unidos manteniendo sus lazos con Suecia. Esta doble estrategia le permite aprovechar las ventajas de ambos entornos y mantenerse abierto ante escenarios diversos. La carrera profesional, según Petersson, está en una fase de reconfiguración total.
Lo que antes se consideraba un camino seguro, especialmente en áreas como el desarrollo de software, está perdiendo vigencia en un plazo muy corto. La razón principal es la llegada inminente de AGI capaz de automatizar tareas administrativas y de conocimiento blanco antes reservadas exclusivamente al talento humano. Ante este horizonte, enfatiza la importancia de enfocarse en rutas que promuevan un crecimiento exponencial, es decir, caminos cuya curva de desarrollo se acelere de forma significativa con el tiempo. Empezar tarde puede ser un error costoso porque, en un modelo exponencial, la diferencia inicial pequeña se vuelve colosal en el futuro inmediato. Otra característica de su enfoque es darle prioridad a la creación sobre el aprendizaje pasivo.
Para Petersson, aprender por aprender, especialmente si las materias resultan aburridas o poco relevantes para el futuro inmediato, es un gasto de tiempo que hoy pesa más que nunca. Prefiere invertir su energía en proyectos que le apasionan y que tengan potencial para impactar a largo plazo, como su startup Andon Labs. Seguir la curiosidad y divertirse en el proceso son elementos esenciales para mantener la motivación en tiempos volátiles. Un aspecto relevante es la estrategia de inversión financiera relacionada con la llegada del AGI. En lugar de diversificar de forma pasiva en fondos indexados, que sigue reconociendo como una opción sólida para la mayoría, Petersson opta por colocar la mayoría de su dinero en empresas clave para la infraestructura del desarrollo de IA, como Nvidia y sus proveedores.
Esto representa una apuesta específica, un seguro ante escenarios en los que solo unos pocos se beneficien económicamente del avance de la tecnología generalizada. Sin embargo, para él, la verdadera riqueza está en la gestión del tiempo y el enfoque productivo más que en los activos financieros. En cuanto al bienestar personal, destaca la importancia de cuidar el cuerpo y la mente, especialmente ante la posibilidad real de que la biotecnología potenciada por IA permita avances enormes en la longevidad humana en las próximas décadas. Petersson sigue hábitos saludables rigurosos: duerme entre ocho y nueve horas, se alimenta de forma ortodoxa, hace ejercicio regularmente y practica meditación diaria. Considera que estos hábitos no solo mejoran la calidad de vida actual, sino que son una inversión indispensable para un futuro en que la esperanza de vida podría extenderse significativamente.
La reflexión sobre su edad —a sus 26 años— y la oportunidad histórica que vive resulta especialmente inspiradora. Haber visto el paso de un mundo en que saber programar era un privilegio a uno donde ello es prácticamente elemental le otorga una perspectiva única. Aun así, se siente joven para aprovechar sus habilidades y conocimiento en un momento clave para influir en la configuración futura de la sociedad y la economía. Este perfil de vida en un mundo post-AGI desafía muchas creencias tradicionales sobre educación, empleo, inversión y envejecimiento. En lugar de depender de planes rígidos o certezas a largo plazo, insiste en la adaptabilidad, la toma calculada de riesgos y el enfoque en acciones que tengan sentido para el presente inmediato.
Un punto que resalta es la importancia de desconfiar de los consejos y certezas absolutas. Petersson, inspirado por su lectura de "Siddhartha" de Hermann Hesse, enfatiza que la sabiduría se gana a través de la experiencia propia y que no existe una fórmula mágica para anticipar o dominar todos los cambios. Recomienda considerar el consejo como una información más en el camino de aprendizaje, que puede ayudar a reducir errores sin eliminar la necesidad de experimentar y equivocarse. Además, señala que a pesar de la incertidumbre general, no hay lugar para la desesperanza ni el pesimismo pasivo. Su postura combina un elemento de preparación práctica con una invitación a tomar riesgos y disfrutar el proceso de creación.
La vida en la era del AGI, según él, puede ser tanto un desafío como una oportunidad para quienes se atrevan a reinventarse y a dejar su huella. En definitiva, vivir en el "AGI-pill" no es sólo adoptar una serie de cambios tácticos y estratégicos para enfrentar la llegada de una inteligencia artificial avanzada. Es también una invitación a repensar la forma en que entendemos nuestra carrera, nuestro cuerpo, la forma de aprender y el significado de nuestras acciones en un mundo cuya lógica cambia velozmente. El ejemplo de Petersson muestra que, aunque la incertidumbre sea grande, es posible desarrollar un enfoque que combine prudencia con audacia. Mantenerse flexible, cuidar el bienestar integral y fomentar la creatividad aplicada son, en síntesis, las claves para vivir con éxito en un tiempo dominado por la Inteligencia Artificial General y las revoluciones que trae consigo.
Por último, la historia de Petersson es un recordatorio alentador para todas las generaciones: cada época es única y, aunque los escenarios cambien dramáticamente, siempre hay formas para quienes buscan aprovechar las oportunidades de su tiempo. La adaptabilidad, el aprendizaje activo y la búsqueda de significado permanecen vigentes, sólo que ahora bajo el lente de una era tecnológica sin precedentes. En el horizonte, la «píldora AGI» no sólo transformará cómo trabajamos o qué hacemos, sino también cómo vivimos, pensamos y nos relacionamos con el mundo. Prepararnos para ello es una deuda que cada persona puede comenzar a saldar hoy, incorporando las enseñanzas y estrategias que expertos como Lukas Petersson proponen para navegar ese futuro con inteligencia y esperanza.