En un contexto global marcado por tensiones geopolíticas crecientes y una dinámica económica compleja, los gobiernos y bancos centrales del mundo buscan alternativas sólidas para diversificar sus reservas y proteger su estabilidad financiera. Según Jay Jacobs, ejecutivo de BlackRock y responsable de los ETFs en Estados Unidos, Bitcoin emerge como un activo que no solo resiste la incertidumbre, sino que incluso prospera en escenarios de volatilidad y riesgos políticos elevados. Este análisis ofrece una perspectiva valiosa sobre por qué países como China podrían estar considerando un giro estratégico hacia las criptomonedas, en especial Bitcoin, como parte fundamental de su cartera de reservas nacionales. Durante una entrevista en CNBC, Jacobs explicó que la diversificación fuera del dólar estadounidense es una tendencia que se ha venido gestando por décadas en los bancos centrales de todo el mundo. Esta evolución no solo incluye el tradicional oro, sino también activos digitales como Bitcoin, que se han ido ganando un espacio relevante debido a sus características únicas frente a los activos financieros tradicionales.
Según él, Bitcoin muestra un comportamiento distinto: mientras que los mercados de acciones y bonos dependen de un entorno de crecimiento económico sólido y estabilidad geopolítica para funcionar favorablemente, Bitcoin tiene un patrón contrario. Prosperar en medio de incertidumbre y conflictos globales es, en esencia, la fuerza que impulsa al criptoactivo. Esta propiedad particular del Bitcoin es de gran interés para naciones que necesitan proteger sus reservas frente a la inestabilidad global. En particular, China ha sido uno de los mayores tenedores internacionales de bonos del Tesoro estadounidense, con una tenencia que alcanzó alrededor de 784 mil millones de dólares a finales de febrero de 2025. Sin embargo, ante las crecientes tensiones comerciales y políticas entre Estados Unidos y China, la estrategia de diversificación está tomando un nuevo rumbo.
El país asiático ya posee importantes reservas de oro por un valor aproximado de 229.6 mil millones de dólares, pero también mantiene una cantidad significativa de Bitcoin, cercana a 194,000 BTC, valorados en 18 mil millones de dólares. La complementariedad entre el oro y Bitcoin en el portafolio de riesgos se vuelve evidente cuando se analizan sus comportamientos rectores. El oro, tradicionalmente un refugio seguro durante períodos de incertidumbre, brinda estabilidad, mientras que Bitcoin, con su naturaleza descentralizada y limitada en cantidad, ofrece oportunidades de crecimiento en condiciones volátiles. La fragmentación geopolítica, que BlackRock considera una mega tendencia que moldeará los mercados en las próximas décadas, encuentra en Bitcoin un producto derivado de esta misma fragmentación, otorgándole un valor estratégico que va más allá del simple rol de inversión.
Jacobs también destaca que, a pesar de que en periodos recientes el mercado cripto ha mostrado correlaciones con acciones tecnológicas y bonos debido a factores como tensiones arancelarias, su independencia a largo plazo es clara. Bitcoin se mantiene relativamente desligado de los ciclos económicos tradicionales, lo que subraya su potencial como un activo estratégico para bancos centrales que buscan una alternativa viable a largo plazo. Esta visión se enmarca en un entorno económico global donde la hegemonía del dólar estadounidense está siendo cuestionada por diversos países que buscan proteger su soberanía financiera y reducir la exposición a riesgos asociados a la dependencia de una sola moneda. La adopción creciente de activos digitales por parte de bancos centrales es indicativa de un cambio profundo en la forma en que se entiende la reserva de valor y la gestión de riesgos internacionales. Con Bitcoin rondando los 93,700 dólares en el momento del análisis, la volatilidad del mercado no parece desalentar a los grandes inversores institucionales y gobiernos, sino todo lo contrario.
El criptoactivo presenta una nueva dimensión frente a las tradicionales herramientas financieras, configurando un escenario donde la incertidumbre no es sinónimo de pérdida, sino de oportunidad. La capacidad de Bitcoin para prosperar en esta incertidumbre pone en relieve su papel como un mecanismo de protección ante escenarios inesperados y riesgos emergentes en la economía global. Es importante considerar que este cambio hacia Bitcoin no se da en un vacío regulatorio. Los países están trabajando en establecer marcos legales que permitan integrar de forma segura las criptomonedas en sus sistemas financieros, potenciando su uso y asegurando transparencia y control. China, aunque ha mantenido posiciones restrictivas sobre la minería y el comercio de criptomonedas, muestra interés en el potencial de los activos digitales para fines estratégicos, incluyendo la diversificación de reservas y la innovación financiera.
La discusión acerca de que China pueda desplazarse de sus tradicionales inversiones en bonos del Tesoro estadounidenses a activos como el oro y Bitcoin refleja un movimiento más amplio en el mundo hacia la multipolaridad financiera. Al incorporar Bitcoin en sus reservas, China podría estar reforzando su posición frente a la volatilidad económica y la tensión política internacional, dando un paso hacia un sistema financiero más resiliente y adaptado a los tiempos de cambio. En conclusión, la perspectiva de BlackRock sobre el papel de Bitcoin como un activo que prospera en la incertidumbre abre una ventana para entender las motivaciones detrás de los movimientos financieros de grandes naciones. La combinación de volatilidad geopolítica, la búsqueda de diversificación y la evolución tecnológica está redefiniendo las reglas del juego en la economía global, y Bitcoin podría ser uno de los protagonistas centrales en esta nueva era.