En marzo de 2025, la Comisión de Futuros de Comercio de Estados Unidos (CFTC, por sus siglas en inglés) anunció la retirada formal de dos asesorías cruciales relacionadas con derivados de activos digitales. Esta decisión marca un punto de inflexión importante en la regulación estadounidense de los instrumentos derivados vinculados a criptomonedas y otros activos digitales, reflejando tanto la madurez alcanzada por esta industria como un replanteamiento en la estrategia regulatoria federal. Estas acciones indican que, bajo el liderazgo de la presidenta interina Caroline Pham, la CFTC se dirige hacia un modelo más simplificado y uniforme para la supervisión de estos mercados. Las asesorías retiradas, conocidas como Staff Advisory No. 18-14 y Staff Advisory No.
23-07, habían establecido expectativas regulatorias reforzadas sobre la listación de derivados de monedas virtuales en mercados designados, y sobre los riesgos asociados a la expansión del clearing de estos activos por organizaciones especializadas. Su rescisión implica que la CFTC ya no ve necesario aplicar un nivel adicional de regulación o guías específicas para estos derivados digitales, confiando en que los mercados y entidades responsables han desarrollado la capacidad y los mecanismos adecuados para gestionar eficientemente los riesgos inherentes. El contexto en el que se inscribe esta medida refleja un cambio más amplio dentro de la administración federal. La iniciativa «volver a lo básico» que impulsa la presidenta interina Caroline Pham está orientada a eliminar burocracia innecesaria, optimizar procesos regulatorios y evitar la duplicación de esfuerzos. En este sentido, la reducción y consolidación de equipos de cumplimiento y la eliminación de asesorías desgastadas pueden interpretarse como una estrategia para mejorar la eficiencia sin sacrificar la protección del mercado y de los inversionistas.
Asimismo, esta decisión coincide con transformaciones similares en otras agencias regulatorias, como la reciente disminución del equipo de enforcement dedicado al sector criptográfico de la Comisión de Bolsa y Valores (SEC). La creación de nuevas entidades federales, como el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), apunta a una agenda que busca condensar el tamaño del aparato regulador y el impacto de sus intervenciones. Este enfoque se apoya en la premisa de que los mercados, en particular los de activos digitales, han ganado suficiente experiencia y madurez para funcionar bajo regulaciones generales, con menor supervisión específica o intervencionista. Este cambio también representa un reconocimiento por parte de la CFTC del nivel de profesionalización alcanzado por los exchanges de derivados y las cámaras de compensación especializadas en activos digitales. En años anteriores, la incertidumbre y la volatilidad inherentes a estos mercados justificaban un marco regulatorio particularizado.
Sin embargo, hoy se confía en que esos actores cuentan con políticas de gestión de riesgos robustas y habilidades técnicas para salvaguardar las operaciones y los intereses de los participantes. Un aspecto fundamental que subraya esta evolución es la decisión de tratar los derivados de activos digitales bajo los mismos estándares que los derivados tradicionales, como los futuros de petróleo o índices bursátiles. La retirada de lenguaje que implicaba preocupaciones específicas por la naturaleza digital de ciertos activos implica una equiparación normativa, lo cual puede incentivar una mayor integración de estos instrumentos en los mercados financieros tradicionales y aportar claridad jurídica a los participantes. Mirando hacia el futuro, la postura de la CFTC anticipa un régimen regulatorio para derivados digitales más alineado con las prácticas convencionales, eliminando la necesidad de reglas estilizadas o diferenciadas. No obstante, esta visión puede verse matizada por posibles cambios legislativos en el Congreso estadounidense, donde se debate otorgar a la CFTC jurisdicción exclusiva sobre mercados spot de activos digitales.
En tal caso, la agencia reguladora tendría que diseñar un marco totalmente nuevo para supervisar estos productos, pues actualmente no tiene autoridad exclusiva sobre commodities en mercados spot, salvo algunas excepciones. El impacto de estas decisiones regulatorias trasciende el ámbito normativo y tiene implicaciones relevantes para la industria fintech, los inversionistas y los reguladores. La reducción de la carga regulatoria específica puede mejorar la agilidad del mercado y atraer nuevos actores, mientras que la claridad sobre el trato equivalente de los derivados digitales puede potenciar su adopción institucional. Por otro lado, el compromiso con estándares rigurosos y coherentes reafirma la intención de mantener la integridad y estabilidad del sistema financiero. En síntesis, la retirada de las asesorías reguladoras por parte de la CFTC en 2025 simboliza un ajuste estratégico que busca equilibrar la innovación y la protección, al tiempo que adapta la regulación al actual estado de desarrollo de los activos digitales.
En medio de un panorama global donde la regulación criptográfica está en constante evolución, Estados Unidos potencia su enfoque hacia una supervisión más racionalizada y uniforme, que puede servir de modelo para otras jurisdicciones. Este desarrollo también subraya la importancia para los actores del mercado de mantenerse informados y adaptarse a un entorno regulatorio dinámico. La coordinación entre reguladores, participantes y legisladores será clave para garantizar que la regulación siga siendo efectiva sin afectar el crecimiento y la competitividad del mercado de activos digitales derivados. Así, la concreción de una regulación equilibrada constituye un elemento esencial para el futuro de la economía digital y financiera, y la CFTC, con este paso significativo, señala que está preparada para liderar esta transición con un enfoque pragmático y acorde a los tiempos.