En un giro clave para el ecosistema de las criptomonedas en Estados Unidos, el Senado ha abierto un camino importante hacia la adopción y regulación oficial de las stablecoins, gracias a la aprobación bipartidista de la llamada Ley GENIUS (S. 919). Este proyecto de ley, junto con la próxima audiencia de confirmación de Paul Atkins para liderar la Comisión de Bolsa y Valores estadounidense (SEC), representan un fuerte movimiento político para fomentar un ambiente más favorable al desarrollo y expansión del sector cripto. Durante años, la regulación en torno a las criptomonedas en Estados Unidos ha sido cautelosa y en ocasiones restrictiva, con enfoques estrictos que dificultaban la innovación dentro del mercado. Sin embargo, con la reciente aprobación en el Comité Bancario del Senado de la Ley GENIUS, se ha marcado un precedente para regular a los emisores de stablecoins respaldadas por el dólar y las transacciones relacionadas, estableciendo un marco normativo que busca dar claridad y seguridad jurídica a un sector en rápida evolución.
Esta aprobación, lograda con una mayoría de 18 votos a favor y 6 en contra, incluye el apoyo de cinco senadores demócratas, reflejando que incluso parte del ala opositora reconoce la importancia estratégica de definir reglas claras para un mercado que está conquistando cada vez más terreno. No obstante, el proyecto enfrenta críticas de voces como la senadora Elizabeth Warren, quien advierte sobre los riesgos de otorgar ventajas desproporcionadas a grandes compañías tecnológicas y la amenaza de posibles rescates gubernamentales que podrían consolidar aún más el poder económico de estas entidades mediante el uso de tokens con respaldo estatal. Uno de los aspectos más relevantes del proyecto es que excluye a las stablecoins de la supervisión directa de la SEC, definiéndolas explícitamente como no valores mobiliarios. En cambio, otorga la regulación y supervisión de los emisores no bancarios al Office of the Comptroller of the Currency (OCC), un organismo tradicionalmente enfocado en la regulación bancaria. Esta medida ha suscitado preocupación entre expertos en regulación financiera, quienes señalan que la mezcla entre banca y comercio podría facilitar contagios financieros, incrementando el riesgo sistémico en caso de crisis.
En este contexto, el profesor Arthur Wilmarth, experto en regulación financiera de la Universidad George Washington, ha manifestado sus reservas respecto a la Ley GENIUS, calificándola de “laxa y permisiva”, ya que permitiría prácticamente a cualquier entidad entrar en el negocio de emisión de stablecoins sin suficientes salvaguardas. Para Wilmarth, esto podría representar un riesgo considerable, dado que la historia financiera muestra repetidamente las consecuencias negativas cuando las grandes instituciones comerciales y financieras operan sin una separación clara. La comunidad cripto ha recibido con entusiasmo la legislación, destacando que la mayor claridad regulatoria impulsará la evolución de productos digitales y servicios financieros basados en blockchain y activos digitales. Nassim Eddequiouaq, cofundador y CEO de Bastion, una plataforma de emisión de stablecoins, afirmó que el interés en el sector ha crecido exponencialmente tras el impulso del proyecto de ley, reflejando una oportunidad para consolidar la posición del dólar en la economía digital global. Desde la perspectiva del derecho y la asesoría legal, especialistas como Jenny Cieplak, socia en Latham & Watkins LLP, consideran que la legislación es una base sólida para una adopción más amplia, especialmente para proveedores de servicios de pago que buscan facilitar transferencias internacionales.
Sin embargo, advierte que aún no se ha desarrollado un uso masivo significativamente impactante para el usuario promedio en el mercado doméstico de EE.UU., lo que indica que el potencial total de las stablecoins sigue siendo una promesa a futuro. La posición previa de la SEC respecto al ecosistema criptográfico fue considerablemente más restrictiva. Bajo el liderazgo de Gary Gensler, la SEC impuso medidas firmes, incluyendo una histórica acción contra Terraform Labs por supuestas fraudes relacionados con su stablecoin TerraUSD, resultando en un acuerdo de 4.
47 mil millones de dólares. También se abrió una investigación en torno al stablecoin de Binance que, aunque concluida sin acción en contra, mostró la intención de la agencia por mantener el control sobre ciertos aspectos del mercado. Con el cambio de administración y la salida de Gensler, la dependencia de una regulación estricta ha dado paso a un enfoque más abierto. La SEC bajo el mando interino de Mark Uyeda redujo considerablemente la censura contra intercambios digitales y reestructuró el equipo encargado de la supervisión cripto, lo que preparó el terreno para la llegada de Atkins, quien es visto como un defensor ligado al sector. Paul Atkins, nominado por el expresidente Donald Trump, es tenido en alta estima por sus posiciones pro cripto y su pasado como comisionado de la SEC.
Atkins ha asesorado varias empresas del sector, incluyendo FalconX y mostró interés activo en el grupo de defensa Token Alliance, ligado a la Digital Chamber. Sin embargo, su candidatura no está exenta de polémica: ha sido cuestionado por posibles conflictos de interés relacionados con su implicación en FTX antes de su desplome, además de cargos sobre su conocimiento de actividades ilícitas vinculadas a dicha plataforma y su postura crítica hacia las regulaciones estadounidenses como factor contributivo al colapso. La senadora Elizabeth Warren expresó preocupaciones directas en una carta donde cuestiona la independencia y objetividad de Atkins para asumir el liderazgo de la SEC en una época crucial para la regulación cripto. Sin embargo, el Comité Bancario parece decidido a confirmar a Atkins, apostando por un perfil que apoye una política de menor fricción para el sector. Este panorama sugiere un cambio notable en Washington, que tras años de escepticismo ahora abraza el potencial disruptivo y económico de la tecnología blockchain y los activos digitales.
La consolidación de una regulación clara y específica para las stablecoins puede convertirse en un impulso decisivo para la adopción masiva y la estabilidad del mercado. No obstante, persiste el debate en torno a los riesgos que una regulación relajada puede suponer tanto para los consumidores como para la estabilidad financiera. Las voces críticas advierten que sin suficientes controles y estándares rigurosos, la integración de las stablecoins en el sistema financiero podría desencadenar problemas sistémicos, especialmente en tiempos de inestabilidad económica. Por otra parte, la aprobación de la Ley GENIUS y la posible confirmación de Atkins como presidente de la SEC son vistos por muchos actores como una oportunidad inédita para Estados Unidos de reafirmar el papel del dólar en la economía digital y mantener su liderazgo en innovación tecnológica financiera. En síntesis, el Senado estadounidense está a punto de formalizar un nuevo capítulo en la historia de las criptomonedas mediante una regulación específica para stablecoins que busca armonizar seguridad, innovación y competitividad.
La llegada de Paul Atkins al timón de la SEC refuerza esta dirección, solidificando un enfoque más proactivo hacia el desarrollo del ecosistema cripto bajo un marco legal más definido y amigable. El desarrollo y la evolución del sector dependerán ahora de cómo se implementen estas políticas, del equilibrio que se logre entre regulación y libertad de mercado, y del seguimiento que realicen los organismos supervisores para evitar riesgos innecesarios y promover la confianza tanto de inversores como de usuarios. En definitiva, el impulso del Senado abre una nueva era para el sector cripto en Estados Unidos, con oportunidades y desafíos que marcarán el futuro de una industria que cada vez impacta más en la economía global y en la manera en que millones de personas interactúan con sus finanzas a nivel digital.