En un escenario político marcado por la incertidumbre y los cambios profundos, Corea del Sur se prepara para una elección presidencial decisiva. Lee Jae-myung, líder del Partido Democrático, la principal fuerza opositora del país, ha anunciado su candidatura oficial a la presidencia, presentándose como el favorito según las últimas encuestas. Esta noticia ha generado gran expectación tanto en la política interna surcoreana como en la esfera internacional, dadas las complejas relaciones diplomáticas y los desafíos económicos que enfrenta el país. Lee Jae-myung, de 61 años, figura prominente del ala liberal, ya había estado cerca de la presidencia en las elecciones de 2022, donde perdió por el margen más estrecho en la historia moderna de Corea del Sur. Sin embargo, su liderazgo en el Parlamento a través del Partido Democrático y su reciente fuerte respaldo popular han consolidado su posición como uno de los principales candidatos para las elecciones que se celebrarán el próximo 3 de junio de 2025, tras la destitución definitiva del expresidente Yoon Suk Yeol.
La destitución de Yoon Suk Yeol, relacionada con la controvertida declaración de la ley marcial en diciembre, ha provocado una oleada de cambios políticos y sociales que han sido objeto de atención mundial. Este contexto ha creado un ambiente político favorable para un cambio de rumbo, en el que Lee Jae-myung busca convertirse en el artífice de una nueva era. Uno de los pilares fundamentales de la campaña de Lee es su compromiso con la reducción de la desigualdad económica, un problema que considera el núcleo de las tensiones sociales y políticas que han afectado a Corea del Sur en los últimos años. En un video anuncio de su candidatura, destacó que la polarización económica ha exacerbado los conflictos sociales y que se requiere una respuesta audaz y efectiva para restaurar la estabilidad y el crecimiento. Para lograrlo, Lee ha propuesto impulsar inversiones significativas a nivel gubernamental, enfocándose en sectores estratégicos como la tecnología y el desarrollo de talento.
Su enfoque pragmático enfatiza que no importa la procedencia ideológica de una política, sino su efectividad para beneficiar al país, una postura que busca atraer a votantes más allá de las líneas partidistas tradicionales. En materia de política exterior y seguridad, Lee Jae-myung se ha comprometido a mantener una diplomacia pragmática, priorizando el interés nacional por encima de todo. Reconoce la importancia de la alianza con Estados Unidos y la cooperación trilateral con Japón como elementos críticos para la seguridad y estabilidad de la península coreana. A pesar de las preocupaciones expresadas por críticos conservadores sobre posibles riesgos en estas relaciones, Lee subraya que su enfoque estará guiado por la realidad geopolítica y los beneficios para Corea del Sur. El escenario electoral para las elecciones de junio presenta un panorama competitivo, especialmente en el campo conservador, donde el partido gobernante People Power Party aún no ha definido a su candidato, con una primaria prevista para mayo.
En contraste, Lee, ya consolidado como favorito con un 34% de apoyo según una encuesta reciente de Gallup, parece avanzar con firmeza hacia la presidencia. La llegada de Lee Jae-myung a la candidatura presidencial también implica un cambio de roles, ya que recientemente renunció a la dirigencia del Partido Democrático para concentrarse plenamente en la campaña electoral. Este movimiento estratégico refuerza su mensaje de compromiso y determinación para encabezar una renovación política en el país. China, Estados Unidos, Japón y la península coreana observan con atención el desarrollo de esta campaña, consciente de que el resultado podría influir en las dinámicas regionales y las políticas de seguridad en Asia oriental. La postura de Lee, que combina un compromiso claro con la alianza con Estados Unidos y la cooperación con Japón junto a una prioridad máxima en los intereses nacionales, podría representar un equilibrio necesario para navegar las complejas relaciones internacionales.
Más allá de la arena política y diplomática, el discurso de Lee Jae-myung toca fibras sensibles en la sociedad surcoreana. La creciente desigualdad y el estancamiento en ciertos sectores económicos han generado una sensación de malestar entre amplios sectores de la población, especialmente jóvenes y trabajadores que buscan nuevas oportunidades y un futuro más justo. En este sentido, la promesa de Lee de fomentar la inversión en tecnología y talento puede ser vista como una apuesta por modernizar la economía y generar empleos de calidad para las generaciones venideras. A lo largo de su carrera política, Lee ha sabido combinar un perfil progresista con propuestas concretas y pragmáticas, lo cual ha atraído no solo a la base liberal tradicional sino también a votantes indecisos y sectores moderados. Este enfoque le ha permitido construir una imagen de líder capaz de gobernar en un contexto de polarización y desafíos múltiples.