El mundo de la distribución de cómics ha vivido un terremoto con la declaración de bancarrota de Diamond Comics Distributors el 14 de enero de 2025. Esta noticia no pasó desapercibida para la comunidad, ya que Diamond ha sido, durante décadas, la columna vertebral de la distribución en el mercado directo de cómics en Estados Unidos y Canadá. Sin embargo, tras casi medio siglo, la caída de este gigante plantea serias preguntas sobre el futuro de la industria, sus mecanismos logísticos y el mantenimiento de la cultura del cómic como la conocemos. La bancarrota bajo el capítulo 11 permitió a Diamond organizar una subasta para marzo de 2025 con el objetivo de vender sus activos a un nuevo dueño que pudiera continuar las operaciones y mantener vigente la red de distribución. Entre los interesados destacó Universal Distribution, un distribuidor canadiense ya posicionado en el mercado de juegos y hobbies, seguido por Alliance Entertainment, una empresa con foco en la distribución de música, videos, juegos y juguetes que, si bien no está relacionada con Alliance Game Distributors, jugó un papel principal en la puja final.
La licitación de Alliance Entertainment se impuso inicialmente con un valor superior a $72 millones, mientras que la oferta conjunta de Universal y Ad Populum, empresa matriz de WizKids, alcanzó alrededor de $69 millones. Sin embargo, en un giro inesperado, Diamond intentó revertir su decisión para favorecer la oferta de Universal/Ad Populum, pero la acción fue desestimada debido a la normativa estricta que rige las subastas en bancarrota, lo que llevó a Alliance a exigir el respeto por la adjudicación original, posicionándose como potencial nuevo propietario. Esta batalla puso de relieve varios aspectos particulares de Diamond, cuyo alcance va más allá de la distribución estricta de cómics. La empresa agrupa divisiones tan diversas como la distribución de juegos (Alliance Game Distributors), la certificación de coleccionables (Collectible Grading Authority), y la venta de juguetes y mercancía alternativa (Diamond Select Toys and Collectibles). De hecho, el 59% de sus ingresos provenía del segmento de cómics y novelas gráficas, una señal clara del peso que este medio aún tiene dentro de su modelo de negocio.
Aunque algunos editores han migrado sus operaciones a nuevas empresas como Lunar Distribution y PRH Comics, Diamond seguía manteniendo una gran influencia en el canal directo de tiendas especializadas, servicios que Alliance Entertainment ahora heredaría. La diferencia fundamental reside en la capacidad tecnológica y logística: mientras Diamond ha sido criticada por su falta de modernización, Alliance posee sistemas automatizados de procesamiento y distribución que le darían una ventaja competitiva notable y una eficiencia operativa mucho mayor. La historia de Alliance Entertainment, empresa fundada en 1995, pone sobre la mesa una transformación empresarial que refleja los cambios del mercado. Inicialmente focada en la venta mayorista de música y videos físicos, migró a los videojuegos y más recientemente a juguetes y coleccionables, llegando a facturar más de mil millones de dólares en el año fiscal 2024. Su amplio alcance global, con envíos a más de 35,000 tiendas en 72 países y la capacidad de mover rápidamente cientos de miles de productos, tiene el potencial de revitalizar el acceso a los productos que distribuía Diamond.
Sin embargo, las declaraciones iniciales del CEO Bruce Ogilvie respecto al negocio del cómic no fueron las más alentadoras para los apasionados del medio. Reconociendo que la distribución de productos con bajo precio unitario, como los cómics, no resulta atractiva desde la perspectiva del margen, Ogilvie señaló la dificultad de generar ganancias con productos cuyo costo de almacenamiento y transporte supera el beneficio esperado. Su enfoque a la rentabilidad y optimización del negocio sugiere que es posible que Alliance se centre en fortalecer líneas de negocio relacionadas, tales como juegos y coleccionables, sectores con mejores perspectivas económicas. A pesar de la incertidumbre, el panorama general del cómic como industria no está en peligro de extinción. Las ventas globales en puntos físicos llegaron a los $1.
87 mil millones en 2023, y aunque las grandes editoriales han diversificado sus canales, la demanda por novelas gráficas, manga y cómics digitales sigue siendo firme y en crecimiento. Esto incluye formatos innovadores como los webtoons, que han ganado popularidad gracias a plataformas digitales y modelos de negocio efectivos. Un desafío importante para la supervivencia de distribuidoras independientes y editoriales pequeñas es el distanciamiento que editores como Lunar y PRH han mostrado hacia los pequeños productores de cómics. La bancarrota de Diamond ha empujado a estos actores a buscar alternativas creativas, como la creación de subdistribuidoras o la propuesta de canales directos a minoristas, abriendo espacio para nuevos modelos empresariales que generen sostenibilidad para la variedad y diversidad del medio. Más allá del negocio, Diamond cumplió un rol fundamental como núcleo cultural y logístico para la industria del cómic.
La publicación de Previews, un catálogo mensual integral y un elemento central para los minoristas y lectores sobre lanzamientos nuevos, continúa siendo un activo crucial cuya continuidad o transformación será clave para la industria. La interacción con eventos como Free Comic Book Day y la sincronía con convenciones ayuda a mantener una estructura estable en un sector que equilibra entretenimiento, coleccionismo y negocio. Está claro que Alliance Entertainment, al asumir el legado y la operación, tendrá que balancear la búsqueda de rentabilidad con el mantenimiento de aspectos intangibles de la cultura del cómic, un equilibrio delicado pero necesario. Su experiencia en logística y distribución masiva impone una oportunidad para profesionalizar y eficientar los procesos, mientras que el conocimiento del negocio del cómic necesitará ser adquirido con rapidez para no perder el pulso del mercado y sus particularidades. Para muchos, el futuro del cómic dependerá de si esta nueva etapa puede adaptarse a las demandas cambiantes del consumidor moderno y a las nuevas tendencias de consumo multiplataforma.
Distribuir cómics y productos relacionados no es sólo llevar ejemplares a tiendas: implica entender y respetar el calendario editorial, las campañas de marketing específicas, las demandas de la comunidad y la integración con otros medios como cine, televisión y videojuegos. En conclusión, la bancarrota y el proceso de adquisición de Diamond Comics es un episodio que refleja una industria en transición, que enfrenta retos de rentabilidad y modernización pero que mantiene intacto su valor cultural y comercial. La entrada de Alliance Entertainment recuerda que sólo quienes puedan maridar tecnología, eficiencia y sensibilidad hacia el medio podrán liderar el futuro, garantizando que los cómics sigan llegando a los lectores, preservando su ecosistema y explorando nuevas vías para crecer y evolucionar.