En un movimiento crucial para la industria de los videojuegos y las grandes fusiones corporativas, Microsoft ha ganado una apelación clave contra la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos (FTC) en relación con la adquisición de Activision Blizzard por 69 mil millones de dólares. Esta decisión ha sido respaldada por un panel de tres jueces del Tribunal de Apelaciones del Noveno Circuito con sede en San Francisco, que confirmó la orden anterior de no intervenir en la fusión mientras sigue en curso la revisión legal. La resolución representa un paso importante para Microsoft, que buscaba cerrar uno de los mayores acuerdos en el mercado global de videojuegos, y tiene implicaciones significativas para la regulación antimonopolio en el sector tecnológico y del entretenimiento digital. El origen de esta disputa legal se remonta a 2022, cuando la FTC presentó una demanda en un intento de bloquear la fusión, argumentando que la adquisición de Activision Blizzard por parte de Microsoft podría perjudicar la competencia en mercados clave, particularmente en torno a las consolas de videojuego Xbox y los servicios basados en suscripción y juegos en la nube. La comisión temía que esta integración pudiera restringir el acceso de competidores menores y limitar la variedad y disponibilidad de títulos populares como “Call of Duty”, un juego icónico con una base de usuarios masiva y leal.
Sin embargo, en julio de 2023, la jueza de distrito Jacqueline Scott Corley falló a favor de Microsoft, negando la solicitud del FTC de una medida preliminar que habría congelado el acuerdo. La magistrada consideró que la agencia no pudo demostrar que la transacción fuera susceptible de causar un daño significativo a la competencia que justificara detener el cierre del negocio. La decisión subrayó que la compra no representaba una amenaza clara para la diversidad del mercado ni para la libre competencia, especialmente en segmentos dinámicos como los servicios en la nube y las plataformas cuyas demandas y ofertas evolucionan rápidamente. La apelación presentada por la FTC se basó en que el estándar aplicado para negar la medida cautelar era demasiado alto y que la agencia debería haber tenido un acceso más amplio para revisar la operación antes de su cierre definitivo. No obstante, el fallo unánime del panel del Tribunal de Apelaciones reafirmó que el tribunal inferior no erró al evaluar las evidencias y el análisis económico, concluyendo que la FTC no mostró una probabilidad razonable de éxito en su caso para bloquear la adquisición preliminarmente.
Este triunfo judicial no solo facilita a Microsoft continuar con uno de sus objetivos estratégicos más ambiciosos, sino que también establece un precedente relevante para futuras operaciones de concentración en industrias tecnológicas y de entretenimiento global. La integración de Activision Blizzard al ecosistema de Microsoft fortalecerá al gigante tecnológico en la carrera por competir en el mercado creciente del streaming de videojuegos y las plataformas de suscripción, donde servicios como Xbox Game Pass han ganado terreno rápidamente frente a competidores como Sony y Nintendo. Además, la transacción de 69 mil millones de dólares fue aprobada previamente por las autoridades regulatorias del Reino Unido y también fue objeto de análisis en otros mercados internacionales, reflejando la complejidad y el impacto global de esta operación. Mientras que algunas jurisdicciones adoptaron una postura cuidadosa pero favorable, la FTC destacó por adoptar una posición más restrictiva dentro del marco regulatorio estadounidense. El desenlace positivo para Microsoft también ayuda a consolidar su estrategia de crecimiento basada en la expansión de su portafolio de videojuegos y servicios digitales, incrementando su influencia y capacidad competitiva en un mercado donde la innovación y la oferta de contenido exclusivo son factores decisivos para la fidelización de jugadores.
Activision Blizzard, siendo responsable de títulos emblemáticos como Call of Duty, World of Warcraft y Candy Crush, añade un valor significativo a la propuesta comercial y tecnológica de Microsoft. Para la industria de los videojuegos, esta decisión tiene repercusiones que van más allá del acuerdo específico. La jurisprudencia resultante puede influir en cómo se abordan las futuras fusiones y adquisiciones, definiendo hasta dónde pueden llegar las grandes empresas tecnológicas en su estrategia de integración vertical y expansión mediante compras que no solo amplían contenido sino también plataformas de distribución y servicios vinculados. En cuanto a la FTC, su derrota representa un revés significativo en su esfuerzo por mantener un control más rígido sobre las grandes operaciones empresariales en el sector tecnológico, un ámbito donde los reguladores estadounidenses han mostrado cada vez más interés y preocupación por prácticas monopólicas o anticompetitivas. La agencia no ha ofrecido comentarios públicos sobre la resolución y, en particular, tampoco ha explicado los motivos para no continuar con el proceso administrativo que permanecía en espera durante la apelación.