Planificar la jubilación es uno de los momentos más importantes en la vida financiera de cualquier persona, y para las parejas esto implica un doble desafío: coordinar fechas, gastos, ingresos y estilo de vida para garantizar un retiro cómodo y seguro. Aunque la idea romántica de que ambos cónyuges se jubilen simultáneamente resulta atractiva, estudios y expertos financieros advierten que jubilarse en tiempos diferentes puede ofrecer ventajas significativas, tanto económicas como personales. Un reciente reporte de Ameriprise Financial revela que solo un pequeño porcentaje de parejas realmente se jubilan al mismo tiempo; la tendencia predominante es escalonar la jubilación por al menos un año o más. Esta práctica no solo responde a circunstancias prácticas, sino también a beneficios concretos como la optimización de ingresos, mayor seguridad financiera y la posibilidad de adaptarse mejor a los cambios que implica esta nueva etapa. Uno de los aspectos más destacados al considerar jubilaciones desfasadas es la posibilidad de maximizar los beneficios del Seguro Social.
En la mayoría de los sistemas de pensiones, incluida la Seguridad Social en Estados Unidos y otros países con sistemas similares, la edad de retiro influye directamente en la cuantía del beneficio mensual. Si ambos cónyuges deciden retirarse juntos a una edad temprana, suelen recibir un monto menor, afectando el ingreso disponible para sostener su calidad de vida. Muchas parejas optan por que uno de los dos permanezca en el mercado laboral un tiempo más prolongado. Al retrasar la jubilación de uno de los miembros, suelen conseguir posponer la recepción del beneficio del Seguro Social hasta alcanzar la edad máxima para cobrar el monto completo o incluso un importe incrementado por demora. Esto se traduce en un ingreso mensual más grande durante toda la etapa de retiro, que puede ser determinante para evitar la reducción del capital ahorrado y prolongar la autonomía financiera.
Otro factor importante es que jubilarse en diferentes momentos da la oportunidad de ahorrar más antes de iniciar el retiro conjunto. La realidad económica actual muestra que muchas personas no cuentan con un capital lo suficientemente robusto para cubrir sus gastos a lo largo de una jubilación que, por la mejora en la esperanza de vida, puede extendenderse varias décadas. Según datos recientes de la Administración del Seguro Social, se estima que una gran parte de los adultos mayores vivirán hasta los 90 años o más, lo cual exige que los ahorros acumulados duren mucho tiempo. Por eso, posponer la jubilación de uno de los cónyuges puede significar continuar aportando a fondos de pensión, inversiones o cuentas de ahorro durante un periodo adicional. Esto no solo incrementa el monto total acumulado, sino que también puede mejorar las condiciones del portafolio financiero al permitir una planificación más organizada y menos apremiante.
A la vez, ese miembro que permanece activo laboralmente mantiene ingresos que ayudan a cubrir ciertos gastos inmediatos, disminuyendo la presión sobre el patrimonio familiar. Además, la transición gradual hacia la jubilación permite un mejor ajuste psicológico y social. Retirarse representa un cambio profundo en la rutina diaria y en la identidad personal, pues el trabajo suele estar asociado a la actividad productiva, la interacción social y el sentido de propósito. Cuando ambos miembros de la pareja abandonan el empleo al mismo tiempo, puede generarse una sensación de vacío o de pérdida simultánea, que a veces dificulta la adaptación. En cambio, si uno continúa activo mientras el otro comienza a disfrutar de su retiro, se puede facilitar una transición más suave.
El trabajador aún en actividad aporta un punto de anclaje, ofrece apoyo y reduce el estrés emocional asociado a cambios abruptos. Esto puede traducirse en una mejor calidad de vida para ambos, con menos tensión doméstica y más tiempo para planificar actividades comunes que enriquezcan esta etapa. Es fundamental considerar también que la estructura de gastos varía en esta etapa. El primer año de jubilación suele ser un periodo complejo desde el punto financiero, debido a gastos imprevistos, ajustes en la gestión de ingresos y la incorporación de nuevos hábitos de consumo. Al escalonar las jubilaciones, es posible evitar que toda la carga económica recaiga de golpe, facilitando un mejor control y evaluación del presupuesto familiar con menos riesgo de sobreendeudamiento o de disponer de fondos insuficientes.
Para muchas parejas, jubilarse en momentos distintos representa además la posibilidad de aprovechar beneficios laborales o fiscales asociados a la continuidad en el empleo. Algunos planes de trabajo ofrecen bonificaciones, contribuciones adicionales para la jubilación o descuentos en impuestos que pueden impactar positivamente en el patrimonio acumulado, especialmente cuando se maximiza el tiempo de aportación. Desde la perspectiva financiera, también es importante destacar que mantener la actividad laboral de uno de los cónyuges puede ayudar a retrasar la liquidación de activos o inversiones que, a menudo, sufren volatilidad o impuestos al rescate. Esto puede contribuir a preservar el capital en un entorno económico incierto, permitiendo que el dinero siga generando rendimientos y mejorando la estabilidad. En resumen, la decisión de jubilarse en momentos diferentes debe contemplarse como una estrategia integral que considera aspectos financieros, psicológicos y sociales.
Más allá del atractivo de celebrar la jubilación juntos, es vital tener en cuenta que el bienestar a largo plazo y la seguridad económica pueden beneficiarse sustancialmente con un enfoque escalonado. Al planificar una jubilación escalonada, las parejas pueden maximizar sus ingresos por beneficios sociales, aumentar los fondos disponibles mediante ahorros adicionales, y adaptarse mejor a los cambios emocionales que conlleva dejar el mundo laboral. Esta práctica también ayuda a gestionar mejor los gastos durante la transición, reduciendo el riesgo financiero y preservando la calidad de vida. Por último, cada pareja debe evaluar sus propias circunstancias, objetivos y salud para determinar el momento óptimo para cada uno comenzar esta nueva etapa. Consultar con asesores financieros, analizar las expectativas de vida, y tener conversaciones abiertas sobre metas económicas y personales son pasos cruciales para tomar una decisión informada.
La jubilación es una etapa para disfrutar y no para preocuparse, y hacerlo con una estrategia que combine tiempos diferentes para cada pareja puede ser la clave para un retiro más estable, rentable y satisfactorio.