En el contexto de la guerra en Ucrania y las tensiones internacionales que han surgido, Europa está tomando medidas sin precedentes para recuperar y utilizar activos financieros congelados pertenecientes a Rusia. Informes recientes indican que Euroclear, la firma de compensación y liquidación con sede en Bélgica, tiene previsto distribuir aproximadamente tres mil millones de euros entre inversores occidentales que sufrieron pérdidas debido a incautaciones de efectivo ordenadas por Moscú. Esta acción refleja un cambio significativo en la estrategia europea para responder a las agresiones económicas en el marco del conflicto entre Rusia y Ucrania. Desde la invasión rusa de Ucrania en 2022, la Unión Europea estableció un régimen de sanciones cada vez más severo que incluyó la congelación de activos pertenecientes a entidades y personas vinculadas a Rusia. Estos activos, valorados en cerca de diez mil millones de euros en Euroclear, han estado bloqueados y sin movimiento, generando debates sobre la legalidad y la justicia de su uso como herramienta de presión.
La decisión de redistribuir una parte de estos fondos a inversores occidentales afectados por acciones de Moscú representa un nuevo nivel de represalia económica, autorizado por regulaciones expandidas del bloque europeo a finales de 2024. Euroclear es una entidad crucial en el sistema financiero europeo que facilita la compensación y liquidación de transacciones con valores, y la mayoría de estos activos rusos congelados se encuentran bajo su custodia. Lo que diferencia esta medida de otros esfuerzos previos es el objetivo explícito de compensar a inversores occidentales que sufrieron confiscaciones dentro de Rusia, tras las órdenes del gobierno ruso para apoderarse de fondos de inversión extranjeros el año anterior. Esta acción ha sido vista como una respuesta directa y un intento de equilibrar las pérdidas sufridas por el lado occidental ante las políticas agresivas de Moscú. Diversos actores del mercado habían presionado para que Euroclear tomara medidas para desbloquear al menos parte de estos fondos.
La presión aumentó especialmente después de que el sistema legal belga, que tiene jurisdicción principal sobre Euroclear, otorgara en marzo de 2025 la autorización para realizar el pago. En un informe a sus clientes fechado el 1 de abril, Euroclear informó sobre la obtención de la aprobación para habilitar el desembolso de las cantidades de compensación congeladas, subrayando que la empresa solo cumple con la ejecución de las sanciones sin intervenir en la definición ni el levantamiento de estas. El monto a repartir, tres mil millones de euros, es una fracción del total congelado, que supera los diez mil millones de euros a nivel de la firma. Sin embargo, este monto representa un impacto simbólico y práctico considerable en la acumulación de riqueza rusa bloqueada en Europa. Es importante destacar que estos pagos no afectarán las reservas en euros del banco central ruso congeladas dentro del bloque, que ascienden a más de 200 mil millones de euros y constituyen una fuente mucho mayor de activos.
Esta redistribución también pone de manifiesto las tensiones económicas y legales entre Rusia y Occidente. Moscú ha calificado previamente las acciones occidentales relativas a los activos congelados como «robo», y ha respondido con medidas equivalentes, como la confiscación de activos e inversiones extranjeras dentro de su territorio. La medida de Europa puede entenderse como una forma de equilibrio de daños, retribución directa a los inversores que perdieron capitales a consecuencia de las órdenes de incautación emitidas por el gobierno ruso. Algunos expertos consideran que la utilización de estos activos congelados puede extenderse aún más, y existen debates sobre si esos fondos podrían emplearse en parte para la reconstrucción de Ucrania tras los devastadores impactos del conflicto. Esta posibilidad ha sido considerada por varios países y organizaciones, aunque presentan desafíos legales y diplomáticos complejos, ya que el uso destinado a fines humanitarios o de reconstrucción requiere consenso y marcos jurídicos claros.
En el ámbito financiero, la medida genera también incertidumbre entre los inversores internacionales respecto a la seguridad de sus activos en jurisdicciones con riesgos geopolíticos elevados. La confiscación de fondos rusos dentro de Europa podría estimular acciones similares en otras regiones, o incentivar a inversores a reevaluar la exposición en países con tensiones políticas y económicas en aumento. Esto puede influir en la volatilidad del mercado y en la dirección de las inversiones a largo plazo. Por otra parte, esta medida subraya la capacidad de la Unión Europea para actuar de forma conjunta y coordinada en tiempos de crisis, utilizando instrumentos financieros y legales para ejercer presión sobre actores externos. La medida también refuerza la idea de que la economía y las finanzas internacionales no están al margen de los conflictos armados y que la guerra tiene impactos que se extienden al terreno económico de manera profunda.
En resumen, la decisión de Europa de entregar miles de millones de euros congelados de Rusia a inversores occidentales representa un episodio clave en el entramado económico del conflicto entre Rusia y Ucrania. Esta redistribución refleja tanto un acto de justicia económica para los inversores afectados como una medida estratégica para aumentar la presión sobre Moscú. El desarrollo de esta situación y las consecuencias a largo plazo en el sistema financiero global son aspectos que continuarán siendo vigilados por gobiernos, mercados y especialistas en las próximas semanas y meses.