El pasado 3 de mayo de 2025, la NASA anunció un logro trascendental en el ámbito de los vuelos estratosféricos: un globo de superpresión, con un tamaño equivalente a un estadio de fútbol, completó una circunnavegación completa alrededor del planeta en 16 días. Este vuelo inició desde Wānaka, Nueva Zelanda, y constituyó el primer vuelo de prueba que recorrió el hemisferio sur a latitudes medias, demostrando las capacidades avanzadas de esta tecnología para vuelos de larga duración en la estratosfera. Los globos de superpresión representan una evolución en la tecnología de globos científicos tradicionales, al mantener una presión positiva constante en su interior que permite un control más estable de la altitud, incluso durante las fluctuaciones térmicas en los ciclos diurnos y nocturnos. Esta característica resulta fundamental para mantener el globo en la estratosfera a una altitud constante, lo que no solo extiende significativamente su tiempo de vuelo sino que mejora las condiciones para llevar instrumentos científicos sensibles. Durante la misión, el globo cruzó el meridiano de 169,24 grados este a las 7:22 a.
m., hora del este de Estados Unidos, culminando así su primera vuelta alrededor del globo. Este vuelo de prueba permitió validar las capacidades estructurales y operativas fundamentales del vehículo, poniendo a prueba su resistencia en condiciones variables, incluyendo el paso por sistemas tormentosos y temperaturas extremas durante la noche, que han representado un reto para mantener la altitud estable. Gabriel Garde, jefe de la Oficina del Programa de Globos de la NASA en el Centro de Vuelo Wallops en Virginia, expresó un gran orgullo por el éxito continuo de la misión. Destacó que tanto el globo como los instrumentos científicos a bordo funcionaron conforme a lo esperado, mostrando un buen desempeño en conjunto, aunque también admitió que se identificaron algunas pequeñas fugas que generaron pérdidas menores de altitud en noches frías.
A pesar de estos inconvenientes, el equipo ha logrado mantener el control de la altitud durante las horas del día y ha utilizado todo el lastre disponible para corregir el descenso durante la noche. El análisis continuo de la misión y el monitoreo constante del globo son esenciales para asegurar un aterrizaje seguro y la recuperación completa del equipo científico. Está previsto que el globo cruce nuevamente tierras emergidas, esta vez en Sudamérica, aproximadamente cinco días después de completar la circunnavegación. La recuperación es fundamental para evitar la pérdida de la valiosa tecnología de la NASA y para el análisis detallado de los datos recolectados. La capacidad de realizar vuelos de larga duración con globos de superpresión abre nuevas puertas para la investigación atmosférica y espacial.
En particular, el globo llevaba consigo la misión de oportunidad HIWIND (High-altitude Interferometer Wind Observation), creada por el Observatorio de Gran Altitud del Centro Nacional de Investigación Atmosférica (NCAR) en Boulder, Colorado. Esta misión tiene como objetivo medir el viento neutro en la termosfera, una capa superior de la atmósfera terrestre que juega un papel crucial en la influencia de la ionósfera. Entender la dinámica de los vientos en la termosfera es clave para prever cambios en la ionósfera que afectan la propagación de señales de comunicación y sistemas de navegación GPS, vitales para aplicaciones civiles y militares en todo el mundo. La información que devuelve la misión HIWIND otorgará datos valiosos para mejorar modelos climáticos y previsorios, haciendo que la tecnología ofrezca beneficios directos en el ámbito científico y tecnológico. Esta misión se suma a una larga trayectoria de la NASA en el desarrollo y uso de globos científicos que operan en la estratosfera, una región de la atmósfera situada entre 12 y 50 kilómetros sobre la superficie de la Tierra.
Los globos científicos han sido herramientas esenciales para la meteorología, la física atmosférica, astronomía y para la testaruda innovación tecnológica de vehículos livianos y de alto rendimiento. La nueva generación de globos de superpresión es especialmente notable porque puede sostener vuelos mucho más largos y estables que sus predecesores. El inflado a presión constante también representa un ahorro significativo en costos y una reducción en la complejidad de las misiones, haciendo factible que estas plataformas puedan usarse con mayor frecuencia para experimentos extendidos, incluso en regiones remotas o inhóspitas. Con un volumen de aproximadamente 18,8 millones de pies cúbicos (unos 532,000 metros cúbicos), el tamaño del globo es impresionante y es esencial para la flotabilidad requerida en las altitudes estratosféricas. Su diseño ha sido cuidadosamente estudiado para soportar las condiciones de presión y temperatura del vuelo, y para responder apropiadamente a los cambios térmicos durante los ciclos de día y noche sin perder desempeño.
Además de la importancia tecnológica y científica, esta misión reitera la capacidad de la NASA para innovar en soluciones para retos complejos relacionados con la exploración atmosférica y el monitoreo ambiental. La realización de circunnavegaciones alrededor del planeta en vuelos tan extensos también abre el potencial para futuros trabajos científicos que puedan evaluar fenómenos globales en tiempo real y con cobertura continua. El éxito de la circunnavegación de este globo de superpresión se presenta como un paso hacia misiones aún más ambiciosas que podrían incluir sondas estratosféricas para el estudio de la química atmosférica, la contaminación, la predicción de tormentas y el monitoreo de cambios climáticos, entre otros. Por otro lado, estos globos científicos ofrecen una alternativa más económica y flexible frente a satélites, permitiendo colocar cargas útiles que pueden ser recuperadas y reutilizadas después de la misión. Este acceso repetido a la instrumentación científica mejora la capacidad para realizar experimentos en evolución y refinar hardware en condiciones reales de vuelo.
El proyecto también contribuye a consolidar la base técnica y la experiencia operativa del equipo en el Centro de Vuelo Wallops, un punto neurálgico para este tipo de misiones en la NASA. La colaboración entre diferentes organizaciones científicas y técnicas, como el NCAR y el Observatorio de Gran Altitud, demuestra el potencial interdisciplinario y multiinstitucional de estos programas. A medida que la NASA continúa explorando nuevas fronteras en la estratosfera, el desarrollo y las pruebas de globos como este logran que el entendimiento humano del entorno terrestre y espacial crezca, abriendo caminos para innovaciones futuras en comunicaciones, navegación, ciencias atmosféricas y exploración espacial. El público interesado en seguir esta misión puede acceder a ubicaciones en tiempo real del globo a través de plataformas oficiales de la NASA, lo que genera un vínculo directo entre la comunidad científica y la sociedad en general. En conclusión, la circunnavegación exitosa de este globo de superpresión no solo representa un hito tecnológico para la NASA sino que consolida el rol de los globos científicos como plataformas cruciales para la exploración atmosférica avanzada.
Su contribución a la ciencia global y sus aplicaciones prácticas son un claro ejemplo de cómo la innovación aérea puede impactar positivamente en la comprensión de nuestro planeta y en el desarrollo tecnológico aplicado a la vida cotidiana y las futuras misiones espaciales.