La adquisición de FTX EU por parte de Backpack ha marcado un momento significativo en la recuperación de los activos de los clientes tras uno de los mayores colapsos en el sector de las criptomonedas. FTX, que fue una de las plataformas de intercambio más grandes y populares, cayó en bancarrota en 2022, dejando a miles de usuarios en Europa y en todo el mundo en la incertidumbre sobre el destino de sus fondos. La compra de su filial europea por parte de Backpack, firmada por un monto de 32.7 millones de dólares en enero de 2025, ha sido el primer paso tangible hacia la restitución de esos fondos para los afectados. Backpack ha comenzado a implementar el proceso de reclamaciones, aunque aún quedan muchas dudas sobre cómo y cuándo se realizará la distribución efectiva del dinero recobrado.
Los usuarios afectados por la quiebra de FTX EU han recibido una notificación para iniciar el proceso de reclamaciones mediante la verificación de identidad en una primera fase que implica un exhaustivo proceso KYC (Conoce a tu Cliente). Este paso es fundamental para asegurar la legitimidad de cada reclamación y evitar fraudes, ya que la seguridad y transparencia son esenciales para restaurar la confianza en un momento crítico del ecosistema criptográfico europeo. Sin embargo, lo que genera incertidumbre entre muchos usuarios es la falta de detalles claros sobre cuándo Backpack comenzará a repartir los fondos reclamados. En la página de preguntas frecuentes (FAQ) publicada por Backpack, se mencionan que los pagos serán realizados en una segunda fase futura, pero sin especificar una fecha concreta para ello. Esta situación ha llevado a un ambiente de expectativa y cautela entre los inversores que aún conservan sus activos paralizados en FTX EU.
Por otro lado, la adquisición realizada por Backpack ha estado envuelta en cierta polémica, ya que el patrimonio fiduciario encargado de manejar la bancarrota mayor de FTX, con sede en Estados Unidos, ha expresado críticas directas. El fideicomiso estadounidense, responsable de administrar y devolver a los afectados cerca de 11.4 mil millones de dólares en efectivo acumulados tras la caída de la plataforma, ha subrayado que Backpack no forma parte del proceso aprobado por el tribunal de bancarrota en EE.UU. y, por lo tanto, no tiene autorización para distribuir fondos a los clientes.
Esta divergencia entre los procesos judiciales y corporativos ha levantado preocupaciones sobre la legitimidad y la coordinación entre las distintas partes involucradas en la recuperación de los activos. El proceso estadounidense contempla iniciar los pagos a finales de mayo de 2025, y se estima que será uno de los mecanismos más organizados y completos para resolver las reclamaciones a nivel mundial. Por su parte, Backpack se presenta como una firma emergente con experiencia en comercio de criptomonedas, y su interés en el mercado europeo podría representar una oportunidad para reactivar la confianza en la región post crisis. La empresa ha comunicado que su enfoque principal es facilitar a los antiguos clientes la recuperación de sus activos bloqueados por la liquidación de FTX EU, pero la falta de detalles sobre las condiciones y el tiempo ha dejado espacio para especulación. A nivel regulatorio, la situación de FTX y sus consecuencias han puesto en evidencia la necesidad de marcos normativos más claros y sólidos dentro de la Unión Europea que protejan a los inversores criptográficos.
La quiebra de FTX evidenció varias fallas en el control y gestión de los riesgos al interior de las plataformas de intercambio, y ha sido un catalizador para reforzar la supervisión y transparencia en el mercado de activos digitales. Para los clientes afectados, comenzar con el primer paso del proceso KYC es crucial para mantener el derecho a reclamar, pero también requiere paciencia y atención constante a las comunicaciones oficiales por parte de Backpack. Se recomienda a los usuarios permanecer atentos a las actualizaciones en los canales oficiales, ya que cualquier cambio en la estrategia o plazos puede influir directamente en la recuperación de sus fondos. Más allá de la incertidumbre, el inicio del proceso conjunto marca una luz de esperanza para miles de inversores que han sufrido pérdidas significativas. La industria cripto, a través de este caso, está aprendiendo lecciones valiosas sobre la necesidad de transparencia, controles rigurosos y respaldo legal efectivo para proteger a sus participantes.
A medida que avancen los próximos meses, será esencial observar la evolución del proceso de reclamaciones de Backpack y cómo se alinea o diferencia del plan llevado por el patrimonio fiduciario estadounidense. La convergencia o divergencia de estas iniciativas podría sentar precedente para futuras crisis en mercados criptográficos y la forma en que se manejan los rescates y restituciones. En conclusión, Backpack ha dado el primer paso al iniciar el proceso de reclamaciones para los clientes de FTX EU, aunque queda un largo camino por recorrer para que los fondos comiencen a ser distribuidos. La situación sigue siendo un caso de estudio para toda la industria, en donde la coordinación internacional, la regulación adecuada y la vigilancia del mercado serán claves para restaurar la confianza y proteger a los usuarios ante eventuales nuevas turbulencias en el mundo cripto.