El 5 de mayo de 2025 marcó un punto significativo en el complicado y prolongado conflicto entre Israel y Gaza, cuando el gabinete de seguridad israelí aprobó un plan para expandir la ofensiva militar contra Hamas, con el objetivo de "capturar" y mantener el control de Gaza. La decisión, anunciada desde Jerusalén, indica una escalada en el conflicto que podría tener profundas consecuencias políticas, sociales y humanitarias en la región. El plan, promovido por el jefe del Estado Mayor del ejército israelí, el teniente general Eyal Zamir, incluye la conquista total del territorio de Gaza y el desplazamiento forzado de su población hacia el sur del enclave como parte de la estrategia defensiva de Israel. El primer ministro Benjamin Netanyahu describió la operación como "fuerte" y destinada a destruir a Hamas y rescatar a los rehenes aún en manos del grupo militante. Sin embargo, no especificó el alcance exacto del territorio que sería tomado, enfatizando que las tropas israelíes no se retirarían una vez ingresaran a Gaza.
El anuncio ocurre después de un período de tensión tras la finalización de una tregua de dos meses, el 18 de marzo, y la llamada a decenas de miles de reservistas por parte del ejército israelí para preparar la ofensiva. Esta segmentación del conflicto refleja la determinación del gobierno israelí de alterar el equilibrio de poder en Gaza, buscando no solo neutralizar a Hamas sino también influir en las negociaciones relacionadas con la liberación de los 59 rehenes restantes, de los cuales hasta 24 se consideran con vida. Uno de los aspectos más polémicos de la estrategia israelí es la propuesta para continuar el bloqueo, ahora reabriendo el flujo de ayuda humanitaria a través de empresas privadas supervisadas por Israel, dejando de lado a organismos internacionales como la ONU, que han criticado esta medida y avisado que no cooperarán en este esquema. Según el gobierno israelí, esta fórmula busca garantizar que los suministros no sean captados por Hamas y así debilitar su control sobre la población. La propuesta ha sido calificada por agencias humanitarias como una violación de principios humanitarios fundamentales y una maniobra para aumentar la presión sobre la población civil, generando mayor sufrimiento y riesgos al obligar a las personas a desplazarse hacia zonas militarizadas para acceder a las ayudas, poniendo en peligro no solo a civiles sino también a trabajadores humanitarios.
En respuesta, Hamas rechazó categóricamente la presión israelí y calificó de "chantaje" estas acciones. Mahmoud Mardawi, portavoz del grupo, insistió en la necesidad de un acuerdo integral que contemple un cese al fuego completo, la retirada total de Israel de Gaza, la reconstrucción del territorio y la liberación de todos los prisioneros, compromisos que continúan siendo puntos conflictivos en cualquier proceso negociador. La comunidad internacional ha manifestado su preocupación ante la reciente escalada. Estados Unidos, a través del entonces presidente Donald Trump, reiteró su apoyo para facilitar el envío de alimentos a la población palestina, mientras que Reino Unido se pronunció en contra de la expansión de las operaciones militares israelíes en Gaza. Por su parte, la Unión Europea hizo un llamado a la contención y expresó alarma por las posibles víctimas civiles y el incremento del sufrimiento humanitario.
La operación prevista por Israel incluye la ampliación de lo que denomina "zona de amortiguamiento" en los bordes del territorio de Gaza, por medio de la toma de áreas adicionales y la creación de una zona "estéril" en el sur, especialmente en el área de Rafah, por donde se permitiría la entrada de palestinos bajo inspección militar. Estas medidas buscan debilitar la capacidad logística y de control de Hamas, a la vez que dificultan la circulación y distribución de recursos dentro de Gaza. Miles de palestinos han expresado su resistencia ante la idea de ser desplazados nuevamente hacia el sur. Muchos de ellos recuerdan la experiencia traumática de 2023, cuando, tras evacuaciones masivas, enfrentaron condiciones extremas y falta de servicios básicos. La decisión de permanecer en sus hogares, incluso a riesgo de sus vidas, refleja una profunda determinación y desesperación ante la situación actual.
La crítica dentro de Israel también se ha dejado sentir. Las familias de los rehenes lamentan que el gobierno priorice la conquista territorial sobre la liberación de sus seres queridos, y un amplio sector de la opinión pública se muestra dividido respecto a las estrategias implementadas por Netanyahu. Históricamente, Israel ocupó Gaza tras la Guerra de los Seis Días en 1967 y posteriormente se retiró unilateralmente en 2005, aunque mantiene control sobre las fronteras, el espacio aéreo y las aguas del enclave, lo cual para la ONU aún configura una situación de ocupación. Este contexto hace que los movimientos militares y políticos actuales sean observados con lupa, debido al impacto que tienen sobre los derechos y la vida diaria de la población palestina. Desde octubre de 2023, cuando Hamas lanzó un ataque sin precedentes contra territorio israelí que dejó más de mil personas muertas y centenas de rehenes, el conflicto ha dejado un saldo devastador con miles de muertos y heridos en Gaza.
La ofensiva israelí, que se intensificó tras el fin de la tregua, ha generado una crisis humanitaria grave, con hospitales saturados, falta de medicamentos, alimentos y suministros esenciales, en un territorio que enfrenta un bloqueo estricto desde hace meses. El bloqueo actual, que corta el paso de alimentos, medicinas y equipamiento médico, amenaza con provocar un colapso total del sistema de salud y una crisis alimentaria inminente. Las cocinas comunitarias en Gaza han informado que sus reservas acabarán en pocos días, lo que añade urgencia a las necesidades humanitarias. La ONU ha recordado a Israel su obligación bajo el derecho internacional de garantizar el acceso a suministros básicos para la población civil, una posición que el gobierno y el ejército israelí sostienen que están respetando, asegurando que no existe escasez en los puntos donde están permitidas las entregas. En tiempos en que la diplomacia internacional intenta encontrar rutas para detener el derramamiento de sangre, la visita prevista del presidente estadounidense a Medio Oriente entre el 13 y 16 de mayo, incluyendo países clave como Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Qatar, es vista como una oportunidad para abrir negociaciones y tal vez alcanzar un cese al fuego o acelerar la liberación de los rehenes.
Las autoridades israelíes han declarado que la implementación de la fase más activa del plan de conquista y ocupación no se realizará hasta después de este viaje, ofreciendo así una "ventana de oportunidad" para la diplomacia. Las tensiones en la región permanecen altas, y la posibilidad de una mayor escalada preocupa a expertos y líderes mundiales por la potencialidad de una crisis humanitaria aún mayor y un impacto negativo en la estabilidad regional. La situación también ha provocado debates en el ámbito político israelí, donde sectores del gobierno y especialmente figuras de la derecha más radical apoyan la ocupación total de Gaza como paso definitivo para asegurar la seguridad nacional. En conclusión, la aprobación del plan para "capturar" Gaza representa una escalada significativa en el prolongado conflicto entre Israel y Hamas. Las implicaciones de esta medida son múltiples y afectan a la estabilidad geopolítica, la situación humanitaria en Gaza y las posibilidades de un acuerdo pacífico duradero.
Los próximos meses serán decisivos para entender cómo evolucionará esta compleja crisis y qué papel tendrán el diálogo, la presión internacional y las acciones militares en la búsqueda de una solución sostenible para ambas partes.